top of page

Qué quieres ser cuando seas grande

Actualizado: 3 sept 2018



Mientras me disponía a escribir sobre el tema del que les hablaré hoy, motivada por comunicar estas ideas sobre todo a los alumnos del preuniversitario donde trabajo algunas horas a la semana, descubrí que sólo unos minutos antes había abierto (y olvidado) un archivo en mi computador para revisar los contenidos de un taller que daré este fin de semana, en un método de gestión emocional a través del cuerpo, con el que trabajo con mis pacientes y en talleres. Y me di cuenta que era el mejor ejemplo de lo que hoy quiero compartirles.

El desafío de descubrir la actividad a la que nos dedicaremos en nuestra vida, lamentablemente se ha confundido con una renuncia a otras actividades que también nos motivan, o, más importante aún, nos hacen vibrar.

En una sociedad donde se nos fuerza a la especialización contínua en ESO a lo que hemos sido llamados, a AQUELLO que es nuestra vocación o a LO que te quieres dedicar, se nos obliga a seleccionar de nuestros intereses y aptitudes sólo una en la que profundizaremos el resto de nuestra vida. Lo que muchas veces nos deja con un gusto amargo.


Recientemente vi la TEDtalk Why Some of us Don't Have One True Calling, de Emilie Wapnick y me causó un gran alivio, ya que explica de manera súper clara la existencia de personas con habilidades en áreas diversas y su necesidad en una sociedad como la nuestra, aun cuando parecieran no encajar. Y me queda mucho más claro por qué cuando veo mi perfil de Linkedin me siento preocupada de que mi diversidad de intereses se mal entienda como falta de constancia o entiendo mucho mejor, porque en la carpeta CVs de mi computador tengo más de 10 currículums vitae con perfiles profesionales distintos, según a dónde los he enviado.


Basta con leer el primer párrafo de este post, para notar que mis intereses van desde la escritura y la comunicación (tengo este blog, sueño con escribir un libro y me encantaría tener un programa de radio), al servicio social (atiendo pacientes en mi consulta y he hecho voluntariado desde muy chica), pasando por la educación (me encanta enseñar y formar, creando e implementando siempre charlas y talleres) y otras muchas áreas personales y laborales de actividad, que me han llevado a trabajar en el ámbito clínico, educacional y laboral, con personas de diversas edades y contextos.


Y por primera vez me doy cuenta de que ha sido una preciosa forma de satisfacer mi curiosidad permanente, que me ha llevado a seguir en el rol de estudiante casi toda mi vida, y que me dificulta el proceso de toma de decisiones, porque siempre significa una renuncia a algo que también me gusta e interesa mucho. Sin embargo, he tenido la suerte de poder satisfacer todas estas áreas de curiosidad en un tema común, como lo es la psicología. Aunque no les miento que hace menos de un año le comenté a mi marido que estaba pensando en estudiar medicina (menos mal el llanto de mi guagua me trajo rápidamente a la realidad de que, al menos por ahora, no es el momento).

Tener muchos intereses y aptitudes habla simplemente de tus inteligencias múltiples, de tu capacidad de motivarte y desempeñarte en áreas incluso opuestas, de tus habilidades y recursos flexibles, de tu capacidad de “sintetizar, aprender rápidamente y adaptarte”, como dice Wapnick, apasionándote por un sinnúmero de posibilidades. ¡Que afortunado eres!

Lamentablemente, en nuestra cultura, no se potencian este tipo de habilidades, sino que se nos fuerza a optar, escoger, seleccionar, generando inconscientemente sentimientos de frustración y sensaciones de inadecuación, que van mermando la autoestima, y que tienen convencido a nuestros jóvenes de que son “dispersos”, “impulsivos”, “poco comprometidos”, “flojos” o “poco consecuentes” por cambiar de interés, actividad o pasatiempo, por no saber lo que quieren “hacer el resto de su vida” o no haber encontrado “ESO para lo que son buenos”.

Los invito a reconsiderar. A ti que quizás estás en la etapa de “encontrar” tu vocación te invito a abrirte a tus propios recursos y respetarlos, agradecerlos, valorarlos. A ti que ya llevas 15 años de ejercicio profesional o cuántos sean, y que tienes un diplomado, un postítulo, un magister y piensas hacer tu doctorado en eso que alguna vez (con sólo 18 años) decidiste, te invito a recordar y descubrir en qué otras áreas vibra tu cuerpo. Porque les aseguro que es posible satisfacer más de un tipo de habilidad o inteligencia, pero para ello no podemos permitir que se confunda nuestro gran don de querer muchas cosas distintas, con el defecto de no saber lo que queremos.

Y a ti papá o mamá que te preocupa que tu hijo o hija aun no “encuentre” su vocación, ¡confianza!, busca las formas de respetar las capacidades de tu hijo o hija, que así le enseñarás a confiar en ellas y, de esa manera, te asegurarás de que se motive por desarrollarlas y aplicarlas, y se las arreglará para salir adelante siempre.

Que no se mal entienda. Hay que escoger una actividad laboral, hay que perfeccionarse para ser bueno en lo que haces, pero para ello la clave está en hacer lo que te hace feliz, en buscar las formas de satisfacer tus diversos interés, optando por trabajos que te permitan satisfacer tus diversas facetas o, si aún no decides qué áreas explorar, preguntándote no sólo para qué eres bueno (porque las respuestas pueden ser muchas y muy distintas), sino con qué te imaginas vibrando y cuál opción te permite satisfacer de mejor manera tus múltiples capacidades.

Como siempre digo, no eres tu quien debe adaptarse a tu carrera sino al revés. Tu tarea es encontrar como respetar tus capacidades, sea siendo un maestro en una sola cosa o alguien muy bueno para muchas.

33 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page